El desarrollo sostenible es un enfoque que busca satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras. Se trata de un equilibrio entre el crecimiento económico, la protección del medio ambiente y la justicia social.
Crecimiento económico
El desarrollo sostenible implica un crecimiento económico que sea inclusivo y que beneficie a toda la sociedad. Esto significa promover políticas que fomenten la creación de empleo, el aumento del ingreso y la reducción de la pobreza. Además, también implica utilizar de manera eficiente los recursos naturales y la energía, así como minimizar el impacto ambiental negativo de las actividades económicas.
Protección del medio ambiente
El desarrollo sostenible también incluye la protección del medio ambiente y la conservación de los recursos naturales. Esto significa promover prácticas sostenibles en la agricultura, la pesca, la minería y otras actividades económicas. También implica la gestión adecuada de los residuos y la protección de la biodiversidad.
Justicia social
El desarrollo sostenible también se enfoca en la justicia social y en asegurar que todas las personas tengan acceso a oportunidades y recursos para mejorar su calidad de vida. Esto incluye la promoción de la igualdad de género, la lucha contra la discriminación y la promoción de la participación de todos los grupos de la sociedad en la toma de decisiones.
Según un informe de la ONU, en 2015, más de 800 millones de personas en el mundo vivían en la pobreza extrema, lo que representa alrededor del 11% de la población global.
El desarrollo sostenible es la clave para construir un futuro más justo y sostenible para todos. Es nuestra responsabilidad asegurarnos de que las generaciones futuras tengan, como mínimo, las mismas oportunidades que tenemos nosotros.